miércoles, 23 de febrero de 2011

ORACIÓN POR OWEN. John Irving, 1989.


El pasado 2 de marzo comentamos, en la sala de profesores del IES El Alquián, esta extraordinaria novela del gran autor estadounidense. Es una de sus grandes obras, inspiración de la película "El inolvidable Simon Birch". Si quieres, entra y déjanos tu comentario.
Saludos!!.

1 comentario:

  1. ¿OWEN MEANY ES UN SANTO?


    Es obvio que para que exista un santo, tiene y debe haber un discípulo y, en este caso, lo hay. Jhonny es ese discípulo, quien escucha a Owen, quien lo sigue, quien lo cree y quien lo recuerda con su oración después de su muerte. Las vidas de estos dos personajes están inseparablemente unidas desde el principio hasta el final. Son vidas marcadas y que marcan, no son vidas comunes y corrientes, ni la una ni la otra.

    Owen deja tras de sí una estela de amarga dulzura porque, entre anécdotas que despiertan leves sonrisas y grandes carcajadas, se descubre a un niño al que, desde su nacimiento, se le dice que es un milagro y él se empeña en vivir su vida y afrontar su muerte como tal. Es innegable que el niño tiene ciertos poderes de precognición pero creerse la reencarnación de Jesús o “el instrumento de Dios” parece una osadía.

    Efectivamente, es “ la mano de Dios” quien golpea la pelota que mata a la madre de su mejor amigo, cumpliendo así con la prerrogativa del secreto padre de éste, el pastor Merril, al que también dejará al descubierto ante su hijo. Es esa misma mano la que le corta un fragmento del dedo índice para liberar a Jhon de marchar a la guerra de Vietnam, la que mutila la estatua de Mª Magdalena y la encargada de tantas otras cosas.

    Irving nos plantea, ya desde el principio, el final. Sabemos que desde la primera página que Owen está muerto pero a partir de ahí construye toda la realidad anterior. Primero aparece como un niño enclenque y debilucho con una voz estridente, que no cambió durante toda su vida porque estaba destinada a cumplir una misión. Poco a poco, “el patito feo” del cuento se va transformando en una especie de ser maravilloso que tiene visiones del futuro para acabar convirtiéndose al final de la novela en una especie de “nuevo Mesías”.

    Es un personaje muy complejo, no sólo por la evolución, sino por los sentimientos que despierta, por lo menos, a mí personalmente. En ocasiones, me invade la ternura, el cariño y la dulzura y me encantaría que alguien así se cruzase en mi camino para poder compartir mi vida con él, sin embargo, a renglón seguido me recorren millones de escalofríos por haber tenido, ni tan siquiera, ese pensamiento durante un breve instante porque Owen me despierta el miedo, el asco y la repulsión más absoluta.

    Hace ya varios días que he acabado de leer el libro, que califican como parábola evangélica, y echo de menos a sus personajes, sobre todo, a Hester (una verdadera superviviente) y a la abuela Harriet por el punto cómico y, por supuesto, a Jhon y a Owen.

    ResponderEliminar