El pasado 5 de marzo nos reunimos para comentar Los
girasoles ciegos. Su autor, Alberto Méndez, publicó en 2004 la que
sería su primera y única obra, ya que desgraciadamente murió once meses después
sin conocer el éxito que llegaría a tener esta pequeña obra maestra.
Alberto
Méndez (1941-2005) fue un hombre de izquierdas vinculado estrechamente al mundo
de la edición. Creó la editorial Ciencia
Nueva, y tras su cierre por causas políticas, se convirtió en ejecutivo de
la editorial Montena, También realizó tareas de guionista y de traductor.
Los girasoles ciegos es un libro estructurado en cuatro
relatos, que transcurren inmediatamente después de guerra civil. Aunque se leen de forma independiente, algunos personajes aparecen en
diferentes relatos, creando un cierto hilo conductor entre las cuatro historias. Como el
propio nombre de cada una de las narraciones indica, se trata de cuatro derrotas
en las que no existen vencedores.
El
primer relato nos plantea la decisión de un oficial del ejército vencedor de
entregarse al bando perdedor cuando se da cuenta de que las intenciones de su
bando no eran las de ganar la guerra, sino de matar a cuantos más mejor.
En
el segundo relato se narra la sobrecogedora historia de un joven padre poeta y los intentos de mantener con vida a su pequeño hijo recién nacido, una vez muerta su mujer en
el parto.
El
tercer relato cuenta la historia de un preso republicano que inventa un relato
sobre el hijo del presidente del tribunal que lo está juzgando. Se trata de un desesperado
intento por alargar su vida. Finalmente decide no seguir manteniendo más el
engaño.
La
cuarta y última derrota narra el acoso de un diácono hacia la madre de uno de
sus alumnos, a la que cree viuda, aunque realmente su marido vive encerrado en
un armario esperando el momento de poder huir lejos con su familia.
La lectura que hemos hecho no
es una más de las muchas novelas que sobre la guerra civil se han publicado en
los últimos años. En este caso nos encontramos ante una obra repleta de
sensibilidad, que nos ha conmovido profundamente a todos sin excepción.
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