viernes, 20 de enero de 2017

LA EDUCACIÓN SENTIMENTAL. Gustave Flaubert, 1862

El próximo 26 de enero comentaremos en el Club de Lectura la obra de Gustave Flaubert, La educación sentimental. Nacido en Rouen, Normandía, el 12 de diciembre de 1821, estudió derecho en París durante algún tiempo, pero se vio obligado a abandonar sus estudios por problemas de salud. Fue entonces cuando decidió dedicarse a escribir. Entre 1849 y 1851 viajó  por Grecia y Oriente Próximo. Debido a una enfermedad crónica de tipo nervioso se estableció con su familia en Croisset, donde llevó una vida apacible hasta el final de sus días, en mayo de 1880.
La educación sentimental fue publicada en el año 1869. En ella vivimos  la pasión del joven Frédéric Moreau por una mujer mayor, además de asistir a acontecimientos importantes de la historia de Francia, como son la revolución de 1848 y la fundación del Segundo Imperio francés. Aunque en su época recibió gran número de críticas, ha sido considerada una de las obras más influyentes del siglo XIX. Es además un personal retrato de la época que le tocó vivir a este genio tímido, sensible y enfermizo, de marcado carácter bipolar. Otras obras de Flaubert son:
Memorias de un loco (1838), Noviembre (1842), Madame Bovary (1857), que ya leímos hace algunos años en este club;  Salambó (1862), La tentación de san Antonio (1874) Bouvard y Pécuchet (1881), donde muestra su desprecio absoluto hacia lo burgués.

2 comentarios:

  1. La portada de la edición de Mondadori es del pintor Gustave Caillebotte, "Calle de París, tiempo lluvioso". (1877) Aquí hay un vídeo de las obras de este pintor impresionista con música de Erik Satie. http://restaurars.altervista.org/viaggio-nei-dipinti-gustave-caillebotte-lincantevole-video/

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  2. Personalmete, leí a Flaubert durante los años universitarios (Madame Bovary, Salammbô, Tres cuentos). Así pues, esto ha sido, después de varias décadas, un reencuentro con don Gustave y la narrativa decimonónica francesa . La educación sentimental es uno de esos títulos que pasan al acervo común, y que utilizan algunos usuarios del idioma que tal vez ni conozcan su origen, incluso en otras lenguas (como las variantes de Crónica de una muerte anunciada o de Solo ante el peligro).

    Si en Madame Bovary Flaubert ajustaba cuentas con el romanticismo -el cual, digamos, muere envenenado por sus propios excesos en el desenlace de la obra-, La educación sentimental se me antoja una novela menos truculenta y mucho más cínica. Es, desde el título, un relato de aprendizaje que sienta en el banquillo de los acusados a la burguesía triunfante que es, en definitiva, la que se ha visto beneficiada por todas las revoluciones habidas en el XVIII y XIX franceses.

    En este mundo decadente, lo que importa (y aquello de lo que se habla) son rentas, negocios, acciones, notarios, pagarés, arrendatarios... Arnoux representa como nadie esta degradación burguesa: es el aspirante a artista que acaba como merchante de cuadros y fabricante de loza, por no mencionar su hipocresía conyugal.

    El empeño de Flaubert es claramente antirromántico: los amores que se nos cuentan no tienen nada de sublime; más que deseo o sentimiento, se trata de convenciones burguesas asumidas, como la necesidad de tener una amante. El duelo grotesco de Frédéric con el vizconde de Cisy (suspendido a primera sangre, esto es, cuando el noble se cae y se hiere en un dedo) y la visión desengañada de la Revolución de 1848 se inscriben, asimismo, en esta óptica antirromántica.

    Destacaré por fin algunos rasgos autobiográficos de la obra, como el reflejo de los amoríos juveniles del autor con Élisa Schlésinger, la decepción revolucionaria suya y de sus coetáneos y, tal vez, el epílogo demoledor que constituye la conversación final entre Frédéric y Deslauriers que rememoran la visita juvenil de ambos a un burdel: "C'est là que nous avons eu de meilleur".

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