Periodista, escritora y activista feminista, la neoyorquina Vivian Gornick (1935) es la autora de Apegos feroces, la novela de tintes autobiográficos que comentaremos el próximo día 19 de febrero. Nacida en el Bronx, hija de judíos socialistas obreros, desde muy pronto abrazó la causa del feminismo radical. Todas sus obras están escritas en primera persona y narran diferentes experiencias vitales de la autora.
Con la edad, confieso que cada vez me interesa más el género autobiográfico. Que, ojo, no deja de ser un subgénero de la ficción, esto es, esa amalgama de realidades, mentirijillas, verdades, subjetividades y embustes que es la literatura. Apegos feroces me ha gustado mucho. La autora rinde cuentas con su madre, pone boca arriba las cartas que se mantuvieron veladas durante años. No llega a matarla en el sentido freudiano, le basta con cantarle las cuarenta. A la madre y a sí misma. Me da la impresión de que perdona a ambas, toda vez que ambas han sido víctimas de sus respectivos caldos de cultivo, no exactamente iguales, no exactamente diferentes. La vida de la narradora es una lucha por romper las amarras (esos feroces apegos) que la mantienen uncida al barrio y a la madre, dos elementos inmovilizadores, castradores. Por este motivo, su posición favorita en el apartamento es sentada en el alféizar de la ventana con las piernas hacia afuera, peligrosamente, dando la espalda tanto a la vivienda como a sus habitantes.
ResponderEliminarSer independiente, ser feminista, debe de ser eso: tomar las riendas de tu vida, cortar las amarras, echarte al monte para cometer tus propios errores. Años más tarde, dueña de ti, puedes regresar a casa, zurcir las heridas y pasear por las calles del barrio, reconciliada, acompañada del espectro de tu madre.