Lugar para expresar nuestra opinión sobre las lecturas que realicemos, especialmente sobre aquellas que hemos compartido en el grupo de trabajo.
sábado, 12 de enero de 2019
TODO CUANTO AMÉ. Siri Hustvedt, 2003
De la escritora americana de origen danés Siri Hustvedt, nacida en 1955, es la próxima novela que comentaremos en el "Club de Lectura": Todo cuanto amé. La cita es el próximo 15 de enero.
Todo cuanto amé me ha parecido una obra de grandes profundidades. Ya mi compañera destacó cómo se recrea ese ambiente bohemio neoyorquino que nos hace pensar en los personajes un tanto quintaesenciados de Woody Allen, que en esta ocasión se desenvuelven en códigos de drama y no de comedia. Cuando Erica se marcha de la Gran Manzana, no se va a cualquier sitio, sino a esa especie de subsede del Village neoyorquino que es Berkeley, al otro lado de la bahía de San Francisco. Y es que da la impresión de que una cierta intelectualidad norteamericana (en la cual podríamos incluir a los artistas) solo pueda darse en unos pocos ecosistemas urbanos de aquel gran país (a los antedichos añadamos Chicago, o Seattle, pero pocos más), no desde luego en cualquier ciudad polvorienta del medio oeste.
La novela toca unos cuantos palos mayores (el mundo de la pintura, la ultravanguardia, la histeria, los desórdenes alimentarios, la psicopatía, las relaciones familiares/sexuales/paternofiliales) al tiempo que la autora salpica su relato con reflexiones siempre relevantes sobre la sociedad americana. La pérdida del hijo, la personalidad inmarcesible de Mark, especie de hijo adoptivo, y la subtrama policíaca postrera para tratar de extraer a este de las garras sicópatas de Teddy Giles son momentos efervescentes de la novela. Excelente lectura.
Todo cuanto amé me ha parecido una obra de grandes profundidades. Ya mi compañera destacó cómo se recrea ese ambiente bohemio neoyorquino que nos hace pensar en los personajes un tanto quintaesenciados de Woody Allen, que en esta ocasión se desenvuelven en códigos de drama y no de comedia. Cuando Erica se marcha de la Gran Manzana, no se va a cualquier sitio, sino a esa especie de subsede del Village neoyorquino que es Berkeley, al otro lado de la bahía de San Francisco. Y es que da la impresión de que una cierta intelectualidad norteamericana (en la cual podríamos incluir a los artistas) solo pueda darse en unos pocos ecosistemas urbanos de aquel gran país (a los antedichos añadamos Chicago, o Seattle, pero pocos más), no desde luego en cualquier ciudad polvorienta del medio oeste.
ResponderEliminarLa novela toca unos cuantos palos mayores (el mundo de la pintura, la ultravanguardia, la histeria, los desórdenes alimentarios, la psicopatía, las relaciones familiares/sexuales/paternofiliales) al tiempo que la autora salpica su relato con reflexiones siempre relevantes sobre la sociedad americana. La pérdida del hijo, la personalidad inmarcesible de Mark, especie de hijo adoptivo, y la subtrama policíaca postrera para tratar de extraer a este de las garras sicópatas de Teddy Giles son momentos efervescentes de la novela. Excelente lectura.