El miércoles 25 de mayo hablaremos sobre la novela La escritura o la vida, del escritor español Jorge Semprún (1923-2011). Con ella nos vamos de vacaciones, pero volveremos en septiembre con nuevas lecturas y las pilas recargadas.
Jorge Semprún tiene una biografía apasionante: hijo de un diplomático exiliado durante la guerra civil, vivió en La Haya y París, donde cursó estudios de filosofía y combatió con la Resistencia durante la segunda guerra mundial. En 1942 se afilió al Partido Comunista de España y posteriormente fue detenido, torturado e internado en un campo de concentración, experiencia que recogió en varios de sus libros. Tras ser liberado se estableció en París y trabajó para la UNESCO durante siete años, al cabo de los cuales comenzó a trabajar permanentemente con el PCE. Permaneció ocupando diversos cargos dentro del partido durante siete años, hasta que fue expulsado por divergencias con la cúpula. A partir de ese momento se centró en su carrera literaria. En 1988 volvió a la política tras ser nombrado Ministro de Cultura con el gobierno de Felipe González. Falleció en París en 2011 dejando una serie de obras de carácter marcadamente biográfico entre las que destacan: El largo viaje (1963), La escritura o la vida (1995), Aquel domingo (199), Viviré con su nombre, morirá con el mío (2001)... En 2003 escribe su primera obra en español, Veinte años y un día, pues hasta entonces había utilizado solo el francés como vehículo de expresión para las obras de ficción. Además fue guionista de cine, autor de teatro y ensayista.
La escritura o la vida se inscribe en un subgénero nacido durante el aciago siglo XX: la literatura de los campos de concentración, principalmente nazis, pero también soviéticos. Jorge Semprún comparte anaquel, entre otros, con el italiano Primo Levi y dos premios Nobel: el húngaro Imre Kertész y el ruso Aleksandr Solzhenitsyn.
ResponderEliminarToda la obra de Semprún gira en torno a sus vivencias, sean estas el exilio, la resistencia, la clandestinidad, la militancia comunista, la experiencia como ministro del gobierno socialista o, de modo muy destacado, la experiencia en el campo de concentración de Buchenwald.
Tras la liberación del campo, y durante más de quince años, Semprún fue incapaz de contar el horror que había vivido: escogió la vida a la escritura, se impuso a sí mismo una amnesia voluntaria, típica de muchos supervivientes de los campos, para poder vivir. Tal es el significado del título.
Este libro de memorias, en el que el escritor se desangra en cada página, toca todos los temas caros a Semprún: el activismo político, el desarraigo del exiliado, el plurilingüismo (que tal vez le salvó la vida). Y, sobre todo, el proceso que transforma la memoria en escritura: “la literatura solo es posible al cabo de una primera ascesis y como resultado de ese ejercicio mediante el cual el individuo transforma y asimila sus recuerdos dolorosos al mismo tiempo que construye su personalidad”.
Es una lectura que, considero, mueve y conmueve. Tanto más a quien tenga veleidades creativas literarias. Muy recomendable.
Quiño