jueves, 6 de febrero de 2014

INFANCIA, J. M. Coetzee, 1998.



El próximo miércoles 12 de febrero el club de lectura tiene una nueva cita para charlar sobre Infancia, novela del escritor  John Maxwell Coetzee. Esta pequeña obra, junto con Juventud y Verano, forma parte de Escenas de una vida de provincias, trilogía que se constituye en autobiografía del Premio Nobel sudafricano. Nacido en Ciudad del Cabo en 1940, actualmente vive en Australia, país del que adoptó la nacionalidad en 2006. J. M. Coetzee pasó su infancia y primera juventud en su país de origen y a comienzos de los años sesenta se fue a vivir a Londres, donde trabajó como programador informático. A finales de esa década se doctoró en Lingüística Computacional con una tesis sobre Samuel Beckett.  Posteriormente dio clases en Estados Unidos. A su regreso a Sudáfrica en el año 1984, ocupó una cátedra en la Universidad de Ciudad del Cabo hasta su jubilación en 2002, fecha en que fijó su residencia en Adelaida, Australia. Este autor de novelas es un incisivo crítico literario, además de traductor de autores como Daniel Defoe, Saul Bellow o Robert Musil, de quienes ha recibido influencia. También se declara influido por Samuel Beckett, Ford Madox Ford, Fiodor Dostoievsky, Franz Kafka o Luigi Pirandello. Entre otras obras es autor de Vida y época de Michael K (1977), Foe (1986); La edad de hierro (1990); El maestro de Petersburgo (1994); Desgracia (1999); Elizabeth Costello (2003) Diario de un mal año (2007) o la recentísima La Infancia de Jesús (2013).

2 comentarios:

  1. De la trilogía autobiográfica de J.M. Coetzee –Infancia, Juventud y Verano- he leído los dos primeros, y me ha parecido que forman parte de una misma obra, que Juventud es la continuación de Infancia. Me alegro también de haber leído estas novelas después de otras del autor como Desgracia, La edad de hierro o En medio de ninguna parte, ya que siempre me surge la necesidad de acercarme al autor después de conocer su obra.
    En general la lectura de sus novelas siempre me ha atrapado y me ha apremiado a seguir leyendo para llegar pronto al final. Eso también me ha ocurrido con Infancia que, a pesar de su lenguaje natural, sin florituras, a veces seco, a pesar también de que nos presenta un personaje, por decirlo de alguna manera, poco “amable”, te hace llegar casi l tirón hasta el final y te deja con ganas de más. Afortunadamente estaba Juventud, y afortunadamente me queda Verano.
    Infancia nos sitúa en los alrededores de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, en los años 50 del pasado siglo con nuestro personaje a los doce o trece años a punto de abandonar la infancia con sus contradicciones, temores soledades, silencios. Narrada en tercera persona, seguramente para alejarse del personaje y para dejar constancia, tal vez, de que no todo es autobiográfico y hay también datos de ficción, se aprecia su calidad expresiva y técnica.
    Juventud avanza en el tiempo y nos lleva a los años 60 mostrándonos al protagonista a sus diecinueve años con el objetivo de convertirse en artista, en poeta. La conflictiva situación política y social de su país, unida a una también difícil situación familiar, le hace abandonarlo y marcharse a Londres acompañado de las dudas y contradicciones de su infancia, pero con el anhelo de encontrar en Londres esa vida bohemia característica del artista, y que no encontrará.
    Busca su yo, su identidad, construye su personalidad sin prescindir nunca de su objetivo primordial: ser artista, escritor.

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    1. Me he olvidado comentar algo que me ha llamado bastante la atención, y es la sinceridad en el retrato del personaje. Y es que no intenta esconder ningún aspecto negativo del niño ni del joven, no quiere presentarnos sólo el lado noble y amable.

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